¿Para qué conflictos y en qué momento?
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Un conflicto familiar se transforma en internacional, cuando implica más de un país. Muchos casos son posibles: por ejemplo, cuando los progenitores son de nacionalidades diferentes; cuando una familia no vive en su país de origen; cuando los progenitores viven en dos países diferentes; o incluso, cuando uno de los progenitores quiere irse a vivir a otro país.
Para padres que se encuentran en una situación muy conflictiva después de una ruptura conyugal, un progenitor puede sentir la necesidad de separarse o divorciarse y de mudarse a otro país con sus hijos o hijas. Las opciones que se presentan pueden ser difíciles de discutir cara a cara o en presencia de otros miembros de la familia como consecuencia de las intensas emociones que están en juego en este tipo de conflictos.
La mediación, dirigida por una persona neutral, puede ayudar en este tipo de situación. Ofrece un espacio para discutir los problemas que la familia debe afrontar sin aumentar las tensiones.
Así, los progenitores que eligen la mediación familiar internacional se encuentran, en su mayoría, en una situación en la que la separación o el divorcio han conducido o conducirán al traslado de uno de los progenitores a otro país. La mediación es también frecuentemente utilizada en los casos de traslado o retención ilícita de menores (véase la Sección 6: El traslado o la retención ilícita de un menor).
La mayoría de las mediaciones familiares internacionales tratan de cuestiones relacionadas con la responsabilidad parental, el derecho de visita o la manera de mantener el vínculo entre los niños y niñas y ambos progenitores. En efecto, cuando los progenitores no viven en el mismo país, puede ser difícil ponerse de acuerdo sobre la educación y la vida cotidiana de los niños. La mediación puede entonces ser utilizada para superar esos problemas, ya que toma en cuenta las condiciones de vida en ambos países y los derechos de todos los miembros de la familia implicados.
Cuando la mediación es utilizada en una fase temprana, antes de iniciar un proceso judicial, permite desactivar las tensiones crecientes y la escalada del conflicto. En el caso en el que uno de los progenitores planifique mudarse al extranjero, la mediación permite a los padres establecer la manera por la cual se va a determinar el lugar de residencia y el derecho de visita a los niños y niñas con el otro progenitor. De esta forma, se puede evitar que la situación se agrave, o incluso, un traslado o retención ilícita de los menores.
La mediación familiar internacional es también un medio eficaz en fases más avanzadas del conflicto. Por ejemplo, cuando dos personas deciden iniciar una mediación para acompañar un proceso judicial, o si un Juez o una autoridad judicial o administrativa los invita a considerar la mediación como un modo de resolución de conflictos extrajudicial o con la ayuda de un servicio de mediación que esté vinculado al Tribunal. En algunos países, el Juez puede ordenar una mediación antes de comenzar un proceso judicial.
Es la razón por la cual la mediación es frecuentemente utilizada como una vía complementaria a la vía judicial después de una sustracción de menores (véase la Sección 6: El traslado o la retención ilícita de un menor).
Por otra parte, puede ocurrir que los padres soliciten una mediación después de que haya sido acordada la decisión judicial, con el fin de decidir sobre la reorganización de la vida cotidiana que será necesaria para respetar la decisión del Juez. En efecto, una decisión judicial resuelve la situación jurídica, pero no resuelve el conflicto humano. En ese sentido, la mediación ayuda a los participantes a determinar una modalidad para aplicar las decisiones del Juez, aceptable para todos y sin agravar las tensiones en juego.
La práctica de la mediación familiar internacional para desbloquear ese tipo de situaciones es común desde el inicio del año 2000 y ha resultado ser un buen complemento a la vía judicial.