¿Razones para elegir la mediación familiar internacional?
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La mediación ofrece la posibilidad a todos los participantes de explicar su punto de vista y de expresar sus deseos y sus necesidades. Se trata de una oportunidad de controlar la separación en vez de sufrirla.
Durante el proceso de mediación, los participantes, con la ayuda de un tercero, acuerdan escuchar el punto de vista del otro. Esto crea una base de discusión de igual a igual y permite evitar que el conflicto se agrave.
Los conflictos familiares internacionales son a menudo complejos, debido a la interacción entre varios sistemas jurídicos. Una situación jurídica compleja tiene tendencia a convertir los procedimientos en largos y costosos. Existe también el riesgo de que los procesos llevados a cabo en diferentes países den lugar a decisiones contradictorias que pueden llevar a un callejón sin salida. La mediación permite evitar esos obstáculos. Llevada a cabo en paralelo con el proceso judicial, ofrece la posibilidad de llegar a un acuerdo aceptable a nivel jurídico en ambos países, en solo unas sesiones, y, al ganar tiempo, contribuiría a reducir los costes judiciales.
Además, un acuerdo de mediación sobre la guarda y custodia, el derecho de visita y cualquier otra cuestión relativa a la responsabilidad parental, puede ser reconocido e implementado en los países que no forman parte contratante de tratados internacionales sobre el derecho de familia con el apoyo de los instrumentos jurídicos pertinentes y existentes.
La mediación familiar permite tratar el aspecto jurídico dentro de una perspectiva más amplia de la vida cotidiana de las personas que tienen un conflicto.
Puede considerar los temas que son importantes para los participantes, y también puede incluir en el proceso a los niños y niñas u otras personas del entorno familiar, religioso y social que jueguen un rol importante en la vida de los niños y niñas o de los progenitores.
Al crear un espacio en el que es posible expresar preocupaciones, inquietudes o dudas, la mediación familiar permite definir y organizar de manera concreta el ejercicio de la parentalidad. Las propuestas definidas en el acuerdo pueden probarse y si fuera necesario, se pueden modificar.
La mediación respeta la disponibilidad y los límites de cada uno de los progenitores. En efecto, la distancia geográfica puede dificultar la comunicación y la reorganización de la vida familiar. En ese caso, la mediación ofrece a los progenitores el espacio y el tiempo necesario para hablar con detalle de las diferentes opciones relativas a su responsabilidad, como puede ser el mantenimiento del vínculo entre los niños y niñas y el progenitor separado.
Las familias que viven conflictos internacionales generalmente son multiculturales y plurilingües. Las diferencias culturales pueden jugar un rol considerable en caso de conflicto, en particular respecto de los niños y niñas. Naturalmente, los progenitores consideran importante la transmisión de sus prácticas culturales. La distancia con sus hijos e hijas los hace temer una ruptura con el patrimonio cultural y las tradiciones a los que estén apegados (idioma, prácticas religiosas o deportivas, etc.).
Los mediadores son sensibles a la diversidad cultural y la integran en las discusiones, facilitando así una comprensión mutua de los progenitores sobre lo que les parece importante en la educación de sus hijos e hijas.
La mediación permite tomar en cuenta los aspectos fundamentales de ambas culturas, y a la vez respetar los derechos de las personas que se involucran en el proceso.
Ciertos progenitores estiman que un mediador perteneciente a su cultura o a su religión está en mejores condiciones para comprender y reconocer los desafíos y las dificultades causadas por una ruptura conyugal. La mediación les permite elegir a unos mediadores procedentes de la misma pertenencia cultural o religiosa.
Con el fin de facilitar la comunicación, la mediación ofrece también la posibilidad de trabajar con traductores u otros actores, como un intérprete cultural o una persona con los mismos orígenes. Estas personas también deben respetar la confidencialidad.
En una situación en la que uno de los progenitores teme perder a sus hijos o hijas, que se vayan al extranjero o no verlos regresar, una mediación permite expresar esos temores frente al otro progenitor y conversar al respecto. Ayuda a disipar pensamientos inquietantes de los que el otro progenitor no necesariamente tiene conocimiento. A menudo, confirma que ambos progenitores se sienten comprometidos en igual medida con el bienestar de sus hijos e hijas.
Los mediadores pueden informar de las consecuencias administrativas, penales y psicológicas vinculadas con la partida precipitada de un niño o niña al extranjero, y puede también llevar a los progenitores a volver a reconsiderar la situación.